Sexo anal
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Envolviendome en una sabana, le segui hasta la cocina. Me dolia un poco la espalda y me sentia incomoda. Demasiado para conocernos. Pero cuando entre en la cocina y le vi ante los fogones con su delantal, decidi hacer otra cosa.
– ?Te lo has pasado bien conmigo? – pregunte apenas audiblemente, mojando galletas con leche.
– Por supuesto, carino, ?que clase de preguntas? – Su sonrisa volvio a jugarme una mala pasada, apagando mi cerebro- ?Te quedas conmigo esta noche o te vas a casa?
– Probablemente deberia irme a casa -murmure, dandome cuenta de que no seria capaz de explicarle a mi hermano que no habia estado en casa en toda la noche.
– Bueno, como quieras. Dijiste que podias quedarte antes. – dijo el chico levantandose de la mesa. – Todavia tenemos tiempo, ?no? – murmuro, acercandose a mi y quitandome la sabana de encima.
– Un poco. – susurre, sintiendo su lengua en mi pezon.
– Nita, ?quieres que te folle por el culo otra vez?
Esa era la pregunta que mas temia.
– Hagamoslo. ?Como quieres hacerlo?
– Me voy a tumbar boca arriba y tu te vas a sentar encima de mi.
Todo mi cuerpo palpitaba de excitacion. Voy a tener que ponerme sobre la gran polla de Miguel.
– Muy bien. Adelante.
Es demasiado raro el anal
El chico se tumbo boca arriba de modo que sus pies estaban en el suelo. Me sente en su regazo, y luego me levante y me movi para que su polla erecta tocara mi agujero. No estaba completamente cerrado despues de mi penetracion anal reciente. Incluso podia sentir como mi agujero se agitaba y respiraba.
Miguel alargo la mano y, recogiendo los copiosos jugos de mi raja, lubrico con ellos mi ano y su polla. Me puse de pie con las manos sobre su regazo y empece a bajar lentamente sobre su polla, paralizandome por dentro por la expectacion del cosquilleo y el dolor anal.
La polla se deslizo entre mis nalgas regordetas y se apoyo contra mi ano. Me quede quieta. Mi culo se cerro espontanea y automaticamente, negandose a dejar entrar a mi invitado. Senti que Miguel me acariciaba y de vez en cuando me separaba las nalgas, intentando ver lo que ocurria. Intente relajar el ano y baje un poco mas. Mi ano comenzo a estirarse de nuevo sin prisa, dejando entrar la polla. Fue entonces cuando llego el primer dolor. Gemi suavemente y volvi a parar.
Mis anteriores novios tenian vergas mucho mas pequenas, y nadie me la habia metido tan adentro. Y esta cabeza… ?Y por que era tan enorme?
– Vamos, carino, muevete. Esta entrando. ?Se siente incomodo?
– ?Es genial! ?Solo duele un poco! Esta haciendo cosquillas en el anillo.
Intente bajar aun mas. Podia sentir como mi apretado anillo se estrechaba y la polla penetraba cada vez mas profundo. Varias veces pense que mi culo no podria estirarse mas y que la polla lo desgarraria. El dolor ya era intenso. Gemia fuerte con cada movimiento, y el tipo, tomando estos gemidos como signos de excitacion, seguia animandome.
– Vale, Nitita No pasa nada. Lo estas haciendo muy bien. La punta ya esta dentro. Un poco mas, por favor.
?Demonios, tuve que encontrar a un tio con una punta tan grande! ?Esa polla no esta hecha para el anal! Ahora estoy 100% segura de ello.
Y entonces el dolor se hizo insoportable y me canse de estar en una posicion incomoda. Me levante y la polla salio de mi culo con dificultad, e incluso senti que el maldito glande casi me revolvia los intestinos. Mis intestinos estaban tan fuertemente aferrados a su polla que se arrastraron tras el en cuanto Miguel intento sacar su rabo de mi.
En cuanto el objeto extrano abandono mi cuerpo, senti un alivio inmediato y el dolor desaparecio. Volvi a mirar al chico, con decepcion en el rostro.
– Me cuesta tanto -dije en voz baja-, ?puedo hacerlo de otra manera?
Miguel se animo de inmediato. Me tumbo de modo que el vientre y los pechos quedaran sobre la cama y las rodillas en el suelo.
El chico se coloco detras de mi, entre mis piernas. De esta forma la tension era menor e intente relajarme antes de la nueva penetracion. Miguel paso su mano por mis labios vaginales, pero alli no habia mucha lubricacion, asi que trajo un tubo de crema y lo unto espesamente en su polla y en mi ano.
El tacto de la crema fria me hizo sentir bastante bien, incluso pude dejar entrar el dedo de Miguel.
El chico me cogio por las nalgas, presiono su polla contra mi ano y empezo a introducirla lentamente. Mi culo, ya un poco estirado, acepto de inmediato su enorme cabezon.
Volvio a dolerme, pero menos que la primera vez. Era mas facil relajarse en esta posicion. La polla penetro un poco mas dentro, pero entonces me esperaba otra desagradable sorpresa. Mientras cambiabamos de posicion, la polla de Miguel se habia ablandado un poco, lo que le permitio penetrar mas profundamente, pero ahora volvia a endurecerse y me estiraba mas el culo.
Hundi la cara en la cama y gemi. Intente zafarme de su polla, pero Miguel me tenia agarrada con fuerza. Hizo una pausa de unos segundos, dandome la oportunidad de acostumbrarme, y luego empezo a empujar de nuevo. El dolor, que habia alcanzado una especie de limite, dejo de aumentar e incluso aflojo un poco. Ignorando mis gemidos, Miguel me atrajo lentamente sobre su polla hasta el final, y senti que su vientre tocaba mis nalgas.
Senti algo grande, duro y caliente dentro de mi. Mi ano, estirado hasta el limite, ardia insoportablemente. Mientras Miguel no se moviera, el dolor era soportable. Despues de estar asi un rato, el chico empezo a retirar lentamente su polla. Pense que seria el final, pero cuando la cabeza estaba a punto de salir de mi culo, Miguel volvio a presionar y la polla se deslizo de nuevo. No me dolio tanto como la primera vez, pero gemi involuntariamente. El chico me acaricio suavemente la espalda y las nalgas. Me ayudo a distraerme un poco del desgarrador dolor de mi ano.
– Nitita, lo estas haciendo muy bien -susurro el chico-, ten paciencia, ya no te dolera tanto. Me excitas tanto.
Los susurros incoherentes me excitaban y me calmaban. Miguel empezo a aumentar el ritmo. Su excitacion iba en aumento y poco a poco perdia el control. Su polla se deslizaba cada vez mas rapido y el dolor empezo a aumentar de nuevo. Grite con fuerza a cada movimiento suyo. Se me llenaron los ojos de lagrimas.
Sentia que Miguel estaba a punto de correrse y tenia miedo de interrumpirle, aunque esta tortura se me estaba haciendo insoportable. Con el tipo del autobus no senti tanto dolor, me senti bien al exponerle mi culo. Tuve que pensarlo tres veces antes de aceptar el sexo anal con Miguel. La naturaleza le habia dotado de una maquina enorme.
Su polla era cada vez mas dura y gruesa, Miguel me agarraba las nalgas con fuerza y me penetraba el culo casi sin control. Enterre la cara en la almohada y grite sin control. Finalmente, todo el cuerpo de Miguel se estremecio, se congelo durante un segundo, y entonces senti su polla palpitando en mi culo estirado y algo caliente fluyo en mi interior.
Despues de meterme la polla un par de veces mas, Miguel se quedo inmovil y me solto. Su polla empezaba a ablandarse y me senti aliviada al sentir como se deslizaba poco a poco fuera de mi. Era incapaz de moverme. El dolor desaparecio, pero segui en la misma posicion, sintiendo como el semen espeso y caliente de Miguel salia de mi y bajaba por mi pierna. Miguel trajo una toalla y me limpio. Luego cogio la crema y volvio a lubricar mi enrojecido ano. Mirandome a los ojos llorosos, murmuro unas palabras tiernas mezcladas con disculpas. Le bese y supe que la proxima vez no podria volver a decirle que no.