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ЖАНРЫ

Хитроумный идальго Дон Кихот Ламанчский / Don Quijote de la Mancha
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–No huyan vuestras mercedes, pues la ley de caballer'ia me impide hacer el mal, y menos a'un a tan hermosas doncellas.

Cuando las mozas oyeron que las llamaba doncellas, a ellas que hab'ian conocido ya muchos hombres, no pudieron contener la risa. Y cuanto m'as re'ian ellas, m'as se enfadaba don Quijote.

En esto, apareci'o el ventero y, teniendo que el enfado moviera a tan extra~no caballero a usar las armas, le dijo:

–Si vuestra merced, se~nor caballero, busca posada, aqu'i encontrar'a de todo menos cama, porque no hay ninguna.

Don Quijote le respondi'o:

–Para m'i, se~nor castellano [15] , cualquier cosa me basta, porque mis ropas son las armas y mi descanso el pelear.

El ventero ayud'o a don Quijote a bajar del caballo y le ofreci'o luego algo de pescado para la cena. Le atendieron las don mujeres, que antes ya hab'ian ayudado al caballero a quitarse las armas. Sorprendido, dijo don Quijote:

– Nunca un caballero fuede damas tan bien servido,como lo fue don Quijotecuando de su aldea vino:doncellas cuidaban de 'el;y princesas, de su rocino.

15

castellano – (зд.)

смотритель замка

Pero lo que m'as le preocupaba era no verse armada caballero, pues pensaba que no podr'ia comenzar ninguna aventura sin recibir la orden de caballer'ia.

Cap'itulo III

Don Quijote es armado caballero

Preocupado con este pensamiento, llam'o al ventero. Se encerr'o con 'el en la caballeriza [16] , puso de rodillas y le dijo:

–No me levantar'e jam'as del suelo, valeroso caballero, hasta que me conceda el deseo que quiero pedirle.

16

caballeriza – конюшня

El ventero le dijo que as'i lo har'ia y don Quijote sigui'o su discurso:

–No esperaba menos de vuestra merced. El deseo que os pido es que ma~nana me ten'eis que armar caballero. Esta noche en la capilla de vuestro castillo velar'e las armas [17] y ma~nana se cumplir'a lo que tanto deseo, para poder ir como se debe por las cuatro partes del mundo buscando las aventuras en favor de los necesitados.

El ventero enseguida se dio cuenta de que estaba loco y, para divertirse, le sigui'o la broma. Le hizo creer que su deseo era muy acertado, muy propio de los caballeros tan importantes como 'el. Le dijo tambi'en que en su castillo no hab'ia capilla donde velar las armas, pero que pod'ia hacerlo en el patio del castillo y por la ma~nana se har'ian las debidas ceremonias.

17

velar'e las armas – бдение над оружием входило в обычай посвящения в рыцари

El ventero le pregunt'o si tra'ia dinero; respondi'o don Quijote que no llevaba nada, porque 'el nunca hab'ia le'ido en las historias que los caballeros andantes lo necesitasen. El ventero le dijo que se equivocaba, que no lo hab'ia le'ido porque era una cosa clara y evidente llevar dinero y camisas limpias. Adem'as, sol'ian llevar una caja peque~na llena de ung"uentos [18] para curar las heridas recibidas en los combates, porque no siempre en los campos y desiertos donde combat'ian hab'ia quien los curara.

18

ung"uento – лекарственная мазь

Don Quijote prometi'o hacer todo lo que le recomendaba con toda puntualidad y luego empez'o a velar las armas en un patio grande que hab'ia en la venta.

Don Quijote recogi'o todas las armas y las sobre una pila [19] que hab'ia junto a un pozo. Cogi'o la lanza y comenz'o a pasear delante de la pila. Cuando inici'o el paseo ya era de noche.

Uno de los arrieros [20] que all'i hab'ia quiso dar agua a sus animales, por lo que tuvo que quitar las armas que don Quijote hab'ia colocado en la pila. Este, al verlo llegar, le dijo:

19

pila – (зд.)

водопойное корыто

20

arriero – погонщик

–!Oh, t'u, atrevido caballero que llegas a tocar las armas del m'as valeroso caballero andante! Mira lo que haces y no las toques, si no quieres perder la vida por tu atrevimiento.

El arriero no hizo caso de estas razones y quit'o las armas all'i. Entonces don Quijote levant'o la lanza y dio un golpe tan grande al arriero en la cabeza que lo derrib'o al suelo dej'andolo malherido. Luego recogi'o sus armas y volvi'o a pasearse como antes.

Los dem'as arrieros, que vieron lo sucedido, comenzaron a tirarle piedras a don Quijote, hasta que el ventero logr'o detenerlos dici'endoles que se trataba de un loco. El ventero gritaba y don Quijote gritaba m'as, llamando a todos traidores.

Finalmente, el ventero se acerc'o a 'el y le dijo que ya hab'ia velado las armas y que pod'ia ser armado caballero all'i, en mitad del campo.

El ventero cogi'o un libro. Le acompa~naban un muchacho con una vela y las dos conocidas doncellas. Mand'o ponerse de rodillas a don Quijote, fingi'o que le'ia una oraci'on, levant'o la mano, le dio un buen golpe en el cuello y despu'es otro con su misma espada, siempre hablando entre dientes, como si rezara. Mand'o a una de las damas que le colocara la espada a la cintura y, mientras lo hac'ia, ella le dijo:

–Dios haga a vuestra merced un venturoso [21] caballero y le conceda muchas victorias.

Don Quijote le pregunt'o su nombre; ella respondi'o que se llamaba Tolosa. Entonces, don Quijote quiso que, desde ese momento, se llamase do~na Tolosa, como corresponde a una gran dama.

Con la otra moza sucedi'o lo mismo. Su nombre era Molinera, y don Quijote le rog'o que pusiera el don, do~na Molinera.

Terminadas las ceremonias, don Quijote prepar'o a Rocinante, abraz'o al ventero, que no le pidi'o ning'un dinero por su servicio, y sali'o de la venta.

21

venturoso – счастливый, приносящий счастье

Cap'itulo IV

La primera haza~na de Don Quijote

Sali'o don Quijote de la venta al amanecer, tan contento por verse ya armado caballero que la alegr'ia se le ve'ia en la cara. Sin embargo, decidi'o volver a su casa para coger camisas y dinero y buscar un escudero [22] . Pens'o en un labrador vecino suyo, que era pobre y con hijos, para que le ayudara en el oficio de la caballer'ia.

Con este pensamiento gui'o a Rocinante hacia su aldea, y el caballo comenz'o a caminar con tanta gana, que parec'ia que no pon'ia los pies en el suelo.

22

escudero – оруженосец

No hab'ia caminado mucho, cuando oy'o unas voces que sal'ian del bosque. A don Quijote le pareci'o que alguien se quejaba.

–Doy gracias al cielo -se dijo don Quijote-, pues pronto voy a poder cumplir con lo que debo hacer por mi profesi'on. Estas voces son, sin duda, de alguien que necesita mi ayuda.

Dirigi'o a Rocinante hacia el lugar de donde sal'ian las voces. A pocos pasos encontr'o a un muchacho de unos quince a~nos que gritaba; estaba desnudo de cintura para arriba y atado a un 'arbol.

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