Хитроумный идальго Дон Кихот Ламанчский / Don Quijote de la Mancha
Шрифт:
–!V'algame Dios!
– dijo Sancho-. ?No le dije yo a vuestra merced que tuviera cuidado con lo que hac'ia, que eran molinos de viento?
–Calla, amigo Sancho -respondi'o don Qiujote-, que las cosas de la guerra cambian continuamente. M'as a'un, yo pienso que aquel sabio Frest'on que me rob'o los libros ha convertido estos gigantes en molinos, para quitarme la fama de su derrota. Pero poco podr'a su maldad contra la bondad de mi espada.
–Dios quiera que as'i sea -respondi'o Sancho Panza.
Le ayud'o Sancho a levantarse y a subir sobre Rocinante y siguieron camino.
Despu'es de caminar un buen trecho, Sancho dijo que era hora de comer. Su amo le respondi'o que comiera lo que quisiera, que 'el no ten'ia necesidad. Con su permiso, Sancho se puso c'omodo en su asno e iba caminando y comiendo detr'as de su amo y, de cuando en cuando, empinaba [47] la bota con mucho gusto.
La noche la pasaron entre unos 'arboles; don Quijote pensando en su se~nora Dulcinea, para hacer lo que hab'ia le'ido en sus libros, y Sancho Panza durmiendo sin parar.
47
empinaba la bota –
Cap'itulo IX
La aventura de los frailes y el vizca'ino
Muy de ma~nana, continuaron viaje hacia Puerto L'apice [48] . A mitad de trayecto, aparecieron por el camino dos frailes de la orden de San Benito sobre los mulas y, un poco m'as atr'as, un coche llevado por caballos, donde viajaba una se~nora vizca'ina [49] que iba a Sevilla. Apenas los vio don Quijote, dijo a su escudero:
–O yo me enga~no, o esta ha de ser la m'as famosa aventura que se haya visto; porque aquellos bultos negros deben de ser algunos encantadores que llevan prisionera a alguna princesa.
48
Puerto L'apice – Пуэрто-Лаписе, город в провинции Сьюдад-Реаль (автономное сообщество Кастилия – Ла-Манча)
49
vizca'ina – бискайская, родом из провинции Бискайя (автономное сообщество Страна Басков)
–Esto va a ser peor que los molinos de viento -dijo Sancho-. Mire, se~nor, que aquellos son frailes de San Benito y el coche debe de ser de pasajeros.
–Sabes poco, Sancho, de aventuras -respondi'o Don Quijote-, lo que yo digo es verdad y ahora lo ver'as.
Don Quijote se puso en medio del camino y avanz'o veloz con el caballo en direcci'on a los frailes. Uno de ellos cay'o de la mula y el otro sali'o huyendo de miedo. Sancho, al ver al fraile en el suelo, comenz'o a quitarle los vestidos, pensando que le pertenec'ian como parte del bot'in de la batalla que hab'ia ganado su amo.
Pero unos mozos que acompa~naban a los frailes aprovecharon que don Quijote estaba hablando ya con la se~nora del coche, para darle tantos golpes a Sancho que lo dejaron tendido en el suelo sin sentido.
Mientras, don Quijote le dec'ia a la dama:
–Hermosa se~nora m'ia, sus raptores ya han sido derrotados por este fuerte brazo. Sabed que me llamo don Quijote de la Mancha, caballero andante y aventurero, y servidor de la hermosa do~na Dulcinea del Toboso; y en pago del favor que os he hecho, quiero que vay'ais al Toboso y os present'eis ante esa se~nora y le dig'ais lo que he hecho por vuestra libertad.
Un escudero vizca'ino, que oy'o lo que dec'ia don Quijote, se acerc'o a 'el y cogi'endole por el brazo le dijo:
–Vete, caballero, que si no dejas que el coche siga su camino, te matar'e.
Don Quijote cogi'o la espada con el pensamiento de quitarle la vida. El vizca'ino, al ver la intenci'on de don Quijote, decidi'o hacer lo mismo. La se~nora del coche y los dem'as criados estaban asustados ante las furiosas amenazas de los dos contendientes [50] , que ya se aproximaban con sus espadas en alto. El primero en atacar fue el vizca'ino, que le cort'o media oreja a don Quijote y le dio un buen golpe en el hombro que le hizo rodar por el suelo. Este se levant'o lleno de c'olera, se subi'o de nuevo al caballo y golpe'o al vizca'ino con tal furia que comenz'o a echar sangre por todo su cuerpo y cay'o al suelo malherido. Don Quijote fue hacia 'el y, poni'endole la espada entre los ojos, le dijo que se rindiera.
50
contendientes –
противники в поединке, дуэлянтыEn esto, la se~nora del coche se acerc'o a don Quijote y le pidi'o que perdonara la vida a su escudero. Don Quijote respondi'o en tono serio:
–Yo estoy contento, hermosa se~nora, de hacer lo que me ped'is. Pero este caballero me ha de prometer ir al Toboso y presentarse de mi parte ante la sin par do~na Dulcinea, para que ella haga de 'el lo que quiera.
La se~nora prometi'o que el escudero har'ia todo aquello que le mandaran.
–Esa palabra me basta -dijo don Quijote- para que yo no le haga m'as da~no, aunque lo tiene bien merecido.
Cap'itulo X
Los razonamientos entre don Quijote y su escudero
Sancho Panza hab'ia estado atento a la batalla de su se~nor don Quijote y rogaba a Dios que le diera la victoria y que en ella ganar alguna 'insula la que le hiciera gobernador, como le hab'ia prometido. Sancho ayud'o a su amo a subir sobre Rocininante y, bes'andole la mano, le dijo:
–Ya puede vuestra merced darme el gobierno de la 'insula que en esta batalla se ha ganado, que yo me siento con fuerzas para gobernarla como el mejor gobernador.
Don Quijote le respondi'o:
–Sancho, estas aventuras no son de 'insulas sino de encrucijadas [51] , en las cuales s'olo se gana sacar rota la cabeza o quedar con una oreja menos. Tened paciencia, porque no faltar'an aventuras para que te pueda hacer gobernador o algo m'as.
Don Quijote sobre Rocinante y Sancho en su asno entraron en un bosque.
Entonces pregunt'o don Quijote a Sancho:
–?Has visto m'as valeroso caballero que yo en toda la tierra? ?Has le'ido en alguna historia que otro caballero haya tenido m'as valor?
51
encrucijada – перекрёсток, распутье
–La verdad es -dijo Sancho- que yo no he le'ido ninguna historia, porque no s'e leer ni escribir. Pero digo que jam'as he servido a un amo tan atrevido como vuestra merced. Y ahora le ruego que se cure la oreja, que veo que est'a echando sangre.
–Eso no ser'ia dif'icil -respondi'o don Quijote- si yo recordara c'omo se hace el b'alsamo de Fierabr'as [52] , que con una sola gota bastar'ia para curarla.
–?Qu'e b'alsamo es ese? —pregunt'o Sancho Panza.
52
b'alsamo de Fierabr'as – чудодейственное лекарство великана Фьерабраса, героя средневековой французской поэмы
–Con ese b'alsamo -respondi'o don Quijote- no hay que temerle a la muerte, ni a morir de ninguna herida. As'i que cuando lo haga y te lo d'e, si un d'ia me parten en dos en alguna batalla, juntas las dos partes de mi cuerpo y me das dos tragos del b'alsamo; quedar'e m'as sano que una manzana.
–Si eso es as'i -dijo Sancho-, renuncio al gobierno de la prometida 'insula; lo 'unico que quiero es la receta de ese b'alsamo, pues con lo que valdr'a podr'e ganar mucho dinero al venderlo y vivir descansadamente. Pero hay que saber cu'anto costar'ia hacerlo.